lunes, 12 de noviembre de 2012

El edificio maldito


1 de Noviembre de 1.968. La mediática vedette Gracia Imperio, cuyo verdadero nombre era Emilia Argüelles Catalina, consiguió un gran contrato con un promotor en la provincia de Valencia, para actuar en el Mogambo, tras deslumbrar a medio mundo con sus sensuales espectáculos. En la capital del Turia se alojaba en un piso del edificio ubicado en la calle Cuenca número 78. Aquella fatídica noche, se encontraba ultimando los detalles para la presentación de su último trabajo junto con un antiguo novio, Vicente Alberto Artal Suchs, algo más joven que ella y un modisto de su total confianza. Tras una agradable velada en la que intercambiaron pareceres sobre el show de la vedette, este último se retiró, y la pareja se quedó charlando animadamente durante un largo rato. Al día siguiente, el modisto acudió a casa de Gracia Imperio a petición de la gerencia de la sala en donde ésta tenía previsto actuar. Sin embargo, tras varios golpes en la puerta sin respuesta, y a pesar de que poseía una llave de la misma, decidió avisar al portero del edificio para que fuera él el que abriera la vivienda. Al acceder a la misma pudieron comprobar que un fuerte olor a gas poblaba la estancia ya que las cuatro espitas del conducto estaban abiertas. Y tras buscar, se encontraron a la vedette y su viejo amor yaciendo muertos en la bañera.


Este es el inicio de la truculenta historia que recae sobre el edificio de la calle Cuenca número 78, actualmente Avenida Tres Forques número 1. Porque la extraña muerte de la vedette, la cual, nunca se aclaró si fue algún tipo de suicidio pactado, un simple accidente, o un asesinato, es sólo la primera de una serie que, para tratarse de un mismo inmueble, parece más larga de lo que, quizá, la estadística pueda soportar.

La siguiente víctima fue nada más y nada menos que el cuñado de Mercedes Viana, propietaria de once pisos del edificio y dueña del Mogambo en donde estaba previsto que actuase Gracia Imperio. A parecer, según relata Lidia Domínguez, una testigo, sus problemas mentales le llevaron a arrojarse por el hueco de la escalera como si de una macabra broma del destino se tratara. La cuarta persona que falleció en el inmueble era un muchacho con la mayoría de edad recién cumplida. Aquel joven, mientras celebraba su cumpleaños con sus amigos, fue víctima de una sobredosis de drogas, según determinaron los forenses.

El siguiente suceso luctuoso que acaeció en este edificio ocurrió en Agosto de 1.981. Según el vecino Pedro Rubio, dos pequeños, Gustavo y Cristina de cinco años y casi dos de edad respectivamente, jugaban en la cama de uno de ellos. En un principio el padre de éstos no se preocupó en exceso de los pequeños ya que a pesar de que eran las dos y cuarto de la madrugada, era consciente de que durante el periodo estival debía dejar que sus hijos se dirvirtieran. De repente estos se callaron. El padre entró en la habitación con la intención de comprobar que, por fin, a sus hijos les había vencido el sueño. Nada más lejos de la realidad. Sus dos retoños se habían precipitado al vacío. ¿Cómo? Según el mismo testigo la menor de los dos hermanos, en uno de los saltos que dio sobre la cama, cayó a la calle. Esto hizo que su hermana, impulsivamente, quisiera salir en su auxilio del primero provocando una doble catástrofe. Los menores finalmente fallecieron a causa de las heridas producidas por la caida.
Pero tras este suceso ocurrió otro aun más extraño si cabe. Al poco tiempo, un anciano se quitó la vida del mismo modo en que ocurrió la muete de los niños, esto es, percipitándose al vacío por la ventana de una de las habitaciones. Y es que ante este suceso, surge la misma pregunta que en el caso de los chuiquillos. ¿Qué pudo llevar a una persona de avanzada edad a quitarse la vida dejándose caer al vacío? Sólo él lo sabe. De todos modos, los acontecimientos trágicos no terminan aquí ya que otra persona, un estafador, casi fallece al arrojarse desde el tercer piso mientras intentaba huir de la policía.


Sin embargo el último suceso a lamentar nos lleva al mes de Marzo del año 2012, cuando una mujer de nacionalidad brasileña, Edilene Oliveira, de 32 años de edad, acudió a casa de un cliente, el cual, había solicitado un servicio sexual. Esta mujer encontró la muerte cuando su supuesto cliente la acuchilló en repetidas ocasiones tras una fuerte discusión.

Estas que hemos relatado son las muertes que han podido ser constatadas sin ningún genero de dudas. Es decir, aquellas, en las que los testigos no han escatimado en detalles a los periodistas. Pero hasta este momento hemos tratado las muertes como meras cifras. Guarismos que, de una manera fría, no hacen otra cosa que engordar las estadísticas de este tipo de tragedias. Sin embargo, entre los vecinos de la zona así como entre algunos medios de comunicación se desliza la idea de que aquel edificio, aquel enclave, puede tener algo de especial. Y ese algo son pasos, ruidos, sensaciones de los vecinos de sentirse observados permanentemente. Una intranquilidad patente que reina en los pasillos, en los corredores que hacen las veces de caja de resonancia entre puerta y puerta. Porque, por mucho que nos empeñemos en mirar para otro lado, las historias, porque no decirlo, de fantasmas, han estado, y siguen estando presentes en nuestras vidas. Y yo se que cuando hablamos de este tipo de entidades, más de uno no dudará en llevarse las manos a la cabeza. Y hace bien, siempre y cuando haya motivos. Sin embargo este lugar parece especial. Quizá esté impreganado de ese algo necesario para denominar un enclave como encantado. Porque si echamos la vista atrás podemos comprobar que los días en los que se estaba terminando de construir el edificio protagonista de esta historia, una gran riada que desbordó el río Turia se llevo consigo más de 400 víctimas. No era un buen comienzo. Un último detalle. En el solar en donde se levanta este gigante de cemento y hormigón, en el año 1647 una epidemia de peste arrasa con la vida de decenas de personas. Y en pleno siglo XIX, otra epidemia, en esta ocasión de cólera, cortó de raíz, de nuevo, la vida de muchos valencianos. Por eso no es de extrañar que se hayan encontrado restos óseos en las inmediaciones del lugar.

Y para enfocar este expediente X desde este punto, que mejor que contar con la opinión de Santiago Vázquez, estudioso donde los haya del mundo de la parapsicología. En primer lugar, y en palabras del propio Santiago Vázquez, este lugar reune los requisitos necesarios para considerarse un lugar encantado. Santiago Vázquez responde que “los requisitos a tener en cuenta son: que antes de la construcción de este edificio hubiera un cementerio, que en el lugar haya habido muertes trájicas, o bien que, de algún modo, el enclave este habitado por alguna entidad sobrenatural o diabólica”. Es precisamente este último detalle, el de los entes diabólicos, es el que llama mi atención. Por eso, para ahondar un poco más en el fenómeno trato de que Santiago explique cómo pueden llegar allí estos seres, si es que se les puede llamar así, y cuáles son sus motivaciones a la hora de actuar. Para empezar asegura que “para hablar de entidades malignas habría que enfocarlo desde un punto de vista teológico, lo cual, nos lleva a afirmar que están vagando por el espacio y por el tiempo hasta que deciden habitar un lugar. Asimismo hay que decir que no siguen un patrón a la hora de cometer este tipo de actos, es decir, son entes atormentados y malignos que actúan porque sí, quizá como respuesta a la privación de libertad de la que están presos”.
Sea lo que fuere, lo que está claro es que el edificio ubicado en la Avenida Tres Forques de la ciudad de Valencia tiene una historia digna de ser estudiada y recordada. Lejos quedan ya los caserones y las mansiones encantadas en donde la presencia de espíritus hacían palidecer a más de uno. Ahora, en pleno siglo XXI, incrustados en plena vorágine urbana, parece que aun hay lugares en donde el misterio se cierne sobre ellos pasando desapercibidos. Gigantes de cemento y acero, en definitiva, que aguardan a su próxima víctima.

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