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de Noviembre de 1.968. La mediática vedette Gracia Imperio, cuyo verdadero
nombre era Emilia Argüelles Catalina, consiguió un gran contrato con un
promotor en la provincia de Valencia, para actuar en el Mogambo, tras
deslumbrar a medio mundo con sus sensuales espectáculos. En la capital del
Turia se alojaba en un piso del edificio ubicado en la calle Cuenca número 78.
Aquella fatídica noche, se encontraba ultimando los detalles para la
presentación de su último trabajo junto con un antiguo novio, Vicente Alberto
Artal Suchs, algo más joven que ella y un modisto de su total confianza. Tras
una agradable velada en la que intercambiaron pareceres sobre el show de la
vedette, este último se retiró, y la pareja se quedó charlando animadamente
durante un largo rato. Al día siguiente, el modisto acudió a casa de Gracia
Imperio a petición de la gerencia de la sala en donde ésta tenía previsto
actuar. Sin embargo, tras varios golpes en la puerta sin respuesta, y a pesar
de que poseía una llave de la misma, decidió avisar al portero del edificio
para que fuera él el que abriera la vivienda. Al acceder a la misma pudieron
comprobar que un fuerte olor a gas poblaba la estancia ya que las cuatro
espitas del conducto estaban abiertas. Y tras buscar, se encontraron a la
vedette y su viejo amor yaciendo muertos en la bañera.
Este
es el inicio de la truculenta historia que recae sobre el edificio de la calle
Cuenca número 78, actualmente Avenida Tres Forques número 1. Porque la extraña
muerte de la vedette, la cual, nunca se aclaró si fue algún tipo de suicidio
pactado, un simple accidente, o un asesinato, es sólo la primera de una serie
que, para tratarse de un mismo inmueble, parece más larga de lo que, quizá, la
estadística pueda soportar.
La
siguiente víctima fue nada más y nada menos que el cuñado de Mercedes Viana,
propietaria de once pisos del edificio y dueña del Mogambo en donde estaba
previsto que actuase Gracia Imperio. A parecer, según relata Lidia Domínguez,
una testigo, sus problemas mentales le llevaron a arrojarse por el hueco de la
escalera como si de una macabra broma del destino se tratara. La cuarta persona
que falleció en el inmueble era un muchacho con la mayoría de edad recién
cumplida. Aquel joven, mientras celebraba su cumpleaños con sus amigos, fue
víctima de una sobredosis de drogas, según determinaron los forenses.
El siguiente suceso luctuoso que acaeció en este
edificio ocurrió en Agosto de 1.981. Según el vecino Pedro Rubio, dos pequeños,
Gustavo y Cristina de cinco años y casi dos de edad respectivamente, jugaban en
la cama de uno de ellos. En un principio el padre de éstos no se preocupó en
exceso de los pequeños ya que a pesar de que eran las dos y cuarto de la
madrugada, era consciente de que durante el periodo estival debía dejar que sus
hijos se dirvirtieran. De repente estos se callaron. El padre entró en la
habitación con la intención de comprobar que, por fin, a sus hijos les había
vencido el sueño. Nada más lejos de la realidad. Sus dos retoños se habían
precipitado al vacío. ¿Cómo? Según el mismo testigo la menor de los dos
hermanos, en uno de los saltos que dio sobre la cama, cayó a la calle. Esto
hizo que su hermana, impulsivamente, quisiera salir en su auxilio del primero
provocando una doble catástrofe. Los menores finalmente fallecieron a causa de
las heridas producidas por la caida.
Pero tras este suceso ocurrió otro aun más extraño si
cabe. Al poco tiempo, un anciano se quitó la vida del mismo modo en que ocurrió
la muete de los niños, esto es, percipitándose al vacío por la ventana de una
de las habitaciones. Y es que ante este suceso, surge la misma pregunta que en
el caso de los chuiquillos. ¿Qué pudo llevar a una persona de avanzada edad a
quitarse la vida dejándose caer al vacío? Sólo él lo sabe. De todos modos, los
acontecimientos trágicos no terminan aquí ya que otra persona, un estafador,
casi fallece al arrojarse desde el tercer piso mientras intentaba huir de la
policía.
Sin embargo el último suceso a lamentar nos lleva al
mes de Marzo del año 2012, cuando una mujer de nacionalidad brasileña, Edilene
Oliveira, de 32 años de edad, acudió a casa de un cliente, el cual, había
solicitado un servicio sexual. Esta mujer encontró la muerte cuando su supuesto
cliente la acuchilló en repetidas ocasiones tras una fuerte discusión.
Estas que hemos relatado son las muertes que han
podido ser constatadas sin ningún genero de dudas. Es decir, aquellas, en las
que los testigos no han escatimado en detalles a los periodistas. Pero hasta
este momento hemos tratado las muertes como meras cifras. Guarismos que, de una
manera fría, no hacen otra cosa que engordar las estadísticas de este tipo de
tragedias. Sin embargo, entre los vecinos de la zona así como entre algunos
medios de comunicación se desliza la idea de que aquel edificio, aquel enclave,
puede tener algo de especial. Y ese algo son pasos, ruidos, sensaciones de los
vecinos de sentirse observados permanentemente. Una intranquilidad patente que
reina en los pasillos, en los corredores que hacen las veces de caja de
resonancia entre puerta y puerta. Porque, por mucho que nos empeñemos en mirar
para otro lado, las historias, porque no decirlo, de fantasmas, han estado, y
siguen estando presentes en nuestras vidas. Y yo se que cuando hablamos de este
tipo de entidades, más de uno no dudará en llevarse las manos a la cabeza. Y
hace bien, siempre y cuando haya motivos. Sin embargo este lugar parece
especial. Quizá esté impreganado de ese algo necesario para denominar un
enclave como encantado. Porque si echamos la vista atrás podemos comprobar que
los días en los que se estaba terminando de construir el edificio protagonista
de esta historia, una gran riada que desbordó el río Turia se llevo consigo más
de 400 víctimas. No era un buen comienzo. Un último detalle. En el solar en
donde se levanta este gigante de cemento y hormigón, en el año 1647 una
epidemia de peste arrasa con la vida de decenas de personas. Y en pleno siglo
XIX, otra epidemia, en esta ocasión de cólera, cortó de raíz, de nuevo, la vida
de muchos valencianos. Por eso no es de extrañar que se hayan encontrado restos
óseos en las inmediaciones del lugar.
Y para enfocar este expediente X desde este punto, que
mejor que contar con la opinión de Santiago Vázquez, estudioso donde los haya
del mundo de la parapsicología. En primer lugar, y en palabras del propio
Santiago Vázquez, este lugar reune los requisitos necesarios para considerarse
un lugar encantado. Santiago Vázquez responde que “los requisitos a tener en
cuenta son: que antes de la construcción de este edificio hubiera un
cementerio, que en el lugar haya habido muertes trájicas, o bien que, de algún
modo, el enclave este habitado por alguna entidad sobrenatural o diabólica”.
Es precisamente este último detalle, el de los entes diabólicos, es el que
llama mi atención. Por eso, para ahondar un poco más en el fenómeno trato de
que Santiago explique cómo pueden llegar allí estos seres, si es que se les puede
llamar así, y cuáles son sus motivaciones a la hora de actuar. Para empezar
asegura que “para hablar de entidades malignas habría que enfocarlo desde un
punto de vista teológico, lo cual, nos lleva a afirmar que están vagando por el
espacio y por el tiempo hasta que deciden habitar un lugar. Asimismo hay que
decir que no siguen un patrón a la hora de cometer este tipo de actos, es
decir, son entes atormentados y malignos que actúan porque sí, quizá como
respuesta a la privación de libertad de la que están presos”.
Sea lo que fuere, lo que está claro es que el edificio
ubicado en la Avenida Tres Forques de la ciudad de Valencia tiene una historia
digna de ser estudiada y recordada. Lejos quedan ya los caserones y las
mansiones encantadas en donde la presencia de espíritus hacían palidecer a más
de uno. Ahora, en pleno siglo XXI, incrustados en plena vorágine urbana, parece
que aun hay lugares en donde el misterio se cierne sobre ellos pasando
desapercibidos. Gigantes de cemento y acero, en definitiva, que aguardan a su
próxima víctima.
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